Ranma ½:

UN LARGO Y TORTUOSO CAMINO

Parte 17: No interferiré

por Zen

Traduccido por Juan Carlos Roldan Vidals Alias Hukarovi Yanoki

Nota del traducctor: Si te gusta esta historia y quieres escribirle a su autor Zen te advierto que el solo habla/lee ingles y si tu no sabes ingles puedes escribirme a mi el traductor, mi E-mail es hukarovi_yanoki@yahoo.com yo soy el encargado de llevar esta historia a latinoamerica y respondere todas sus dudas que surjan en la historia.

©Basado en los personajes y situaciones creados por Takahashi Rumiko, Ranma 1/2 y derechos reservados Shogakukan de los personajes, círculo de la animación de Kitty, y Takahashi Rumiko.© Derechos Reservados ® de 1996 de la historia - James A Bateman.

*** o_O ***

Kodachi vigilo las puertas del monasterio desde un canto próximo. La información de Nabiki había sido terriblemente vaga, pero había sido mejor que ningún dirección. Esto solamente por feliz accidente de que Kodachi había sabido ya de este lugar, pues era una buena fuente de algunas de las hierbas más exóticas. Ella había apostado que éste era, de hecho, el mismo monasterio al que Nabiki se había referido.

La juegada había pagado ganancia. Ranma y las otras *estaban* aquí. Ella vio a su querido el día anterior mientras que él corrio alrededor de la cima de la pared. Ella sonrió a si misma. Un día ella tendría que quitarle ese hábito. Pero por ahora, ella estaba alegre de eso.

Enfocando con sus binoculares, ella podría captar dos figuras mientras ellos dejaban el recinto. Una era masculina, y usaba una camisa roja muy familiar. La otra era alta, con el pelo oscuro atado con un liston blanco. Ésa era Ukyo. Kodachi mantuvo la espera de una tercera figura emergiera, pero hasta ahora, no había rastro de la chica de la trenza.

Eso puso a Kodachi nerviosa. ¿Estaba ella aún en el monasterio? ¿Ranma y Ukyo la habían dejado en otra parte mientras que ellos habían venido aquí? Si ella *estaba* en el monasterio, seguramente después Ranma volvería por ella... y entonces seria cuando Kodachi decidío hacer su movimiento.

Ella se instalo para esperar y vigilar. Ella seguía estando allí un día más despues cuando Akane llego al monasterio, con Eiko en remolque. Al principio, Kodachi estaba sorprendida... ella no esperaba ver a la pelirroja arribar en compañia de Akane. ¿Podría ser que Ranma la había eludido incluso en favor de esa vil cocinera?

En una examinación más cercana, sin embargo, Kodachi se dio cuenta de su error. La pelirroja con Akane era algúna otro completamente. La bruja estaba en otra parte. Kodachi se maldijo a si misma y se enojo. Ella no tenía ninguna idea de donde puede ser que hayan ido, y con un día de ventaja sería imposible seguirlos. ¿Qué iba a hacer ella ahora?

La gente en el monasterio tal vez sabía adónde ellos había ido. Por lo menos un de ellos. Ella solo tenia que encontrarlo y 'persuadirlo' a darle la información. Entonces una idea mejor vino a ella. Akane incluso ahora estaría haciendo las mismas preguntas. Y ella consegiria las mismas respuestas que Kodachi. Tal vez ella darse una palmada con su propia mano, ella seguiría a Akane. La chica Tendo la conduciría directo a su querido Ranma.

*** O_o ***

Akane encontraba otra razón de estar realmente agradecida por la compañía de Eiko. Después de la noche anterior era evidente que la pelirroja no era el campista más experimentado del mundo, pero ella era muy fuerte, y un motor rápido. Habían llegado al monasterio en donde vivía Haruka Kuonji más rápido de lo que Akane habría soñado posible.

Una vez que las habian admitido, Akane dijo a Eiko que la esperara mientras que ella hablaba con el padre de Ukyo. Akane le dio una mirada agradecida y después siguió a su guía a lo más profundo del monasterio.

Akane fue escoltada al mismo edificio donde Ranma y Ukyo habían encontrado al viejo Kuonji, escasos días antes. Ella encontró al monje sentado en un banco, mirando fijamente el jardín. Él estaba en frente de ella, y parecia no percatarse de ella. Después de varios minutos de tenso silencio, Akane despejó su garganta.

El monje no dio vuelta, pero dijo, "¿Akane Tendo, supongo?"

Akane estaba asustada, por que el monje la identifico, y la calidad que crecía en su voz. "Um... Sí señor... ¿Cómo... cómo lo supo?"

"Tengo mis metodos" contestó el monje. Akane no podría ver su cara, pero sonaba como si él sonriera. "Aunque admito que me dijeron de su llegada antes de que te escoltaran aquí, no tomó ningún gran esfuerzo mental saber que tu vendrias."

"Ahh" Akane manejó inteligente.

"¿La partida del joven Saotome de tu domicilio fue, yo supongo, algo precipitado?"

"Usted puede decir eso, sí." Akane dijo. "Me preguntaba si él esta aquí. Yo esperaba que si Ranma y Ukyo habían venido a visitarlo, yo podría alcanzarlos antes de que se fueran."

"¿Porqué?" pregunto el monje.

"... ¿Perdón?"

"¿Por qué usted lo busca? Me dieron a entender que se oponia a casarse con él, y que estarias feliz de estar libre de él."

"Yo... es que... estoy... pienso... Quiero decir... No sé..." Akane balbuceó.

El monje dio vuelta para hacerle frente, y ella fue golpeada por la intensidad de su mirada. Su expresión perteneció a un hombre con un sentido del humor calido, y a una naturaleza apacible. Nada inesperado en un monje, pero no algo qué Akane esperaba de un experto artista marcial.

"Relajate, niña" él dijo, "No te mordere." Él miró fijamente a ella por un momento y Akane estaba segura que él podía ver directo a través de ella. "Tu cuidaste mucho de él." No era una pregunta.

Akane sentía su instintiva negación venir a la superficie, pero luchó por regresarla otra vez. "Lo hize."

La batalla no había pasado inadvertida. La sonrisa de Haruka se amortiguó un poco mientras él la miró. "Ranma estaba en lo cierto. Tu y él son muy semejantes. Ninguno de ustedes esta muy cómodo con sus sentimientos."

La esperanza surge en Akane ante esa declaración. "¿Usted ha visto a Ranma, entonces? ¿Él está aquí?"

Esa esperanza fue machacada un momento más adelante cuando el monje contestó. "Él *estuvo* aquí. Él y mi hija nos dejaron no hace un día completo."

"Oh. Ya veo" dijo Akane, desanimada. "Yo supongo que no..."

"No puedo decirle a donde han ido" el monje convino. "Puedo entender cómo debe sentirse, Tendo, y verdaderamente lo siento que tuvo que ser de esta manera. Pero al mismo tiempo, mi hija es más feliz de lo que he sabido en diez años. No puede esperar seriamente que comprometa eso."

Akane cabeceó. Ukyo tenía lo que ella deseaba ahora, y su padre sería un tonto de hecho por ayudar a alguien que puede intentar tomar eso lejos de ella. No obstante, tenía una pregunta más que hacer al monje. "¿Y Ranma? ¿Es Ranma feliz?"

El monje se detuvo brevemente. Finalmente, él dijo, "Sí. Pienso que él lo es. Él todavía tiene asuntos que tratar, es seguro, pero detecté sobre él un aire de relevación. Como si una carga hubiera sido levantada de sus hombros."

Ésa no había sido la respuesta que Akane deseó oír. Por lo menos ella no pensó que lo fuera. No contestó ciertamente a alguna de las preguntas que atormentaban su corazón.

"Ya veo" dijo Akane. "Entiendo. Gracias por su tiempo, Señor Kuonji. Perdóneme por favor por perturbarlo."

Haruka miró a la chica mientras que ella dio vuelta para irse. Ella se veia tan infeliz, tan perdida. Tanto como su propia hija habia sido todos esos años. Su corazón se lamento por ella. Él estaba satisfecho que Ranma honraría sus votos a Ukyo... ¿Donde estaba el daño en ayudar a esta alma perdida?

"Tendo... un momento. ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Esta intentando tomar a Ranma lejos de mi hija otra vez?"

"¿Para ser honesta? Si pensé que podría... Pude. Temo... Temo que ahora es demasiado tarde para éso. Pero necesito algunas respuestas. Y Ranma es el único que puede darmelas."

La respuesta parecía satisfacer al monje. "Tendo, lo siento. Realmente no sé adónde fueron. Todo lo que sé, y todo lo puedo decirle, es que su proxima parada sera en Tokio. Había un cabo suelto más que Ranma dijo que tenia que atar."

Akane pensó en eso por un momento. ¿Qué cabo suelto podían haber allí que Ranma trate en Tokio? ¿Él había planeado volver para hablar con ella después de todos? No parecía de alguna manera probable.

Otra respuesta vino a su mente, pero no era una de la que ella tuviera gusto en nada. La madre de Ranma vivia en Tokio. ¿Podría él realmente ir a verla? Era imposible. Ranma no era estúpido.

Dando vuelta para hacer frente al viejo hombre, ella pregunto. "Dígame... ¿Alguno de ellos mención el nombre de 'Nodoka'?"

"No estoy seguro... ellos puede ser que lo hiciera. ¿Es importante?"

"Podría ser cuestión de vida o muerte."

El viejo hombre pensó difícilmente, intentando recordar exactamente qué había sido dicho. Finalmente, él se encogió. "Verdad lo siento. Realmente no puedo recordar."

Después de agradecerle al viejo Kuonji por su tiempo, Akane corrio para recoger su mochila y a su compañera de viaje. Era un débil pista en el mejor de los casos, pero era un pista. Y la dejó con un nudo en su estómago.

"¿Qué sucedió?" Eiko pregunto mientras ella y Akane salieron del monasterio. "¿Descubriste adónde fueron después?"

"Pienso que sí" dijo un preocupada Akane. "Solamente espero que no. Si van a donde pienso, entonces tenemos que llegar a Tokio rápido. O bien Ranma puede ya no estar para hablar más."

Eiko parpadeo, pero tomó las noticias con grandes pasos. "Entonces adelánte" ella dijo con una sonrisa. "Sera mejor que nos movilisemos."

*** o_O ***

Ranma y Ukyo acamparon cerca de un pequeño río en las colinas justo a las afueras de Tokio. A la mañana siguiente ellos iran a la estación de tren solo a unos pocos kilómetros, y a mediados de la tarde llegaran a su proximo destino.

Ellos justamente terminaron su cena, y la discusión era una que había estado llevando desde que salieron del monasterio. "¿Estás *seguro* que tenemos que hacer esta parada?"

Ranma suspiro. "Ukyo... Estoy seguro. Tenemos que ir a ver mi madre. Tengo que dejarla saber que todavía estoy vivo, y que la he extrañado... Por lo menos quisiera que ella conociera a la mujer con la que voy a casarme."

"Solamente no pienso que sea una buena idea. ¿Qué sobre tu maldición? ¿Que va a hacer si ella lo descubre?"

"Ella no va a 'descubrirlo'. Voy a decirle. Voy a decirle todo."

"¿Estas bromeando, verdad?" Ukyo exclamo.

Ranma sacudió su cabeza. "No. No lo estoy."

"¡Ranma! ¡No acepté su proposicion solo para que cometas suicidio!"

"¿Recuerdas algo que me dijiste la noche que fui al Ucchan? ¿La noche que te pedí que te casaras conmigo?"

"Recordaré esa noche por el resto de mi vida. ¿A que, específicamente te refieres?"

Ranma hizo una mueca. "Tu me dijiste que huia. Que no era como yo solucionaba un problema huyendo de él..."

"¡Lo siento! ¡No quise decir que eso me gustara! ¡Además, estaba asustada de que tu huyeras de mí también! ¡Maldicion, Ranma, somos libres! ¡Solo VAMONOS mientras podamos!"

Ranma sacudió su cabeza tristemente. "Pero no estamos libres. No todavía. Tu tenías RAZÓN, Ukyo... Yo HUIA justo como mi papá siempre lo hacia." Ranma se detuvo brevemente por un momento mientras que un pensamiento lo golpeo. "Tal vez... He estado huyendo siempre... Bien, no voy a hacerlo más; por lo menos no de mi madre."

"¿Y qué sobre los otros? ¿Shampoo? ¿Tatewaki? ¿Su hermana torcida... Nosotros vamos a ir a tratar con todos ellos, también?"

"Tendremos que tratar con ellos cuando venga el momento. Más tarde. Espero MUCHO más tarde. Tanto como lo odio, huir de alguno de ellos, es la única respuesta que funciona por ahora. Pero ésto es algo que no puedo posponer más tiempo."

"¿No puedes solo escribir a su mama una carta entonces, como las que escribiste para los Tendos?"

"No. Yo lastime a los Tendos... Debi haber manejado eso mejor desde el comienzo. Pero es demasiado tarde para reparar eso ahora." Ranma acarició un lado de su mochila. "Puedo esperar solamente que estas cartas ayuden a alisar las cosas, por lo menos tendrán una explicación, y para lo que puede valer, una disculpa." Él suspiro. "Tal vez es lo mejor. Si yo *hubiera* intentado hablar con Akane... nosotros solo terminariamos peleando otra vez."

"Pero..."

"Mira... ¿No me opuse a ir a ver a tu padre, verdad? Tu sabe lo nervioso que estaba sobre éso. Pero fui... porque era importante para tí."

"Sí, pero no es igual. A papá siempre le *agradaste*. Tu madre... su madre puede querer matarte."

Ranma dejó eso paso por el momento. "Ukyo... entiende. No había visto a mi madre por doce años. ¡Doce años! Y entonces, cuando la vi, tuve que *mentirle*. Pretendiendo ser alguien más. Lo único que ella queria era ver a su familia otra vez. Pero cada vez que ella venia al dojo, todo lo que ella encontraría sería a 'Ranko' y su panda mascota. Ella me era bastante agradable como Ranko, pero podría ver en sus ojos... que era a su hijo a quien ella deseó encontrar."

Su voz se volvio un susurro. "El honor es muy importante para mi madre, y es muy importante para mí. Gracias a mi padre, No *hay* ninguna solución a este lío donde el honor puede ser satisfecho totalmente, a excepción del seppuku. Espero que no ocurra, que ella me aceptará. Pero no puedo mentir a ella más... Puedo nunca volver a verla otra vez, y ésta será la ultima oportunidad que tengo para decirle que... decirle que la amo. Decirle cuánto la he extrañado todos estos años."

Había un silencio largo. Ranma miro a su prometida. Ella era tan hermosa a la luz de las llamas. Él vio el rastro de plata de las lagrimas corriero por su rostro. Ella puede ser que tenga razón. Él tenia una oportunidad de comenzar -reconstruir algo que él había perdido- hacerlo más grande y mejor. Si su madre lo *hace* sostener la promesa del seppuku, él estaría lanzando lejos todo eso otra vez.

Pero él tenia que hacerlo. Él tenia que decirle a su madre la verdad. Tenia que hacer que ella entendiera qué había sucedido, porqué él había hecho la desición que él hizo. Ella era la unica que el opino realmente queria decirle la verdad de él. Si ella lo rechazara... bien si ella lo hiciera, por lo menos seria rápidamente.

Ranma habia prometido a Ukyo que él no la dejaría otra vez. ¿Pero podría él mantener esa promesa? Tantas promesas... tantas que ellos habia roto... ¿Allí ninguna verdadera salida excepto la muerte? Ranma se imaginaba que él podía sentir el frío acero mientras que rasgaba a través de su cuerpo. Un ultimo momento de agonía, pero en ese momento, él podría triunfar inmóvil.

Ranma estaba tan perdido en sus pensamiento que él casi no oyó la voz de Ukyo. "¿Y si ella te hace sostener esa promesa? ¿Qué haras entonces?"

"Morir."

"Eso no es grasioso maldicion."

Ranma empujó en las brasas del fuego con un palillo. "No. No lo es."

"¿Tu... tu quieres decir, entonces? ¿Realmente te matarías si ella te lo pidiera?"

"Tengo que hacerlo, ¿No?" Ranma volvio sus a ojos a su prometida. "¿Piensas que yo *quiero* morir? Ésta es la parte más dificil de todo este lío. No puedo realmente creer que sera de ese modo. La persona que ha visitado a los Tendos ha sido tan buena y cariñosa. Pero al mismo tiempo, ella tiene un sentido peculiar de la propiedad. ¡Solamente no sé lo que ella hará!"

Ranma dejo de picar los carbones y sacudió el palillo en el fuego. Él lo miró ennegrecer y humear mientras comenzó a quemarse. "No la conozco, Ukyo. Ella es mi madre, y ella es casi una total extraña. Realmente no sé muchas cosas sobre sus pasadas visitas al dojo, y lo qué papá me ha dicho. Y tu sabes lo confiable *que* la información debe ser."

Ukyo casi tuvo que sonreír a eso.

"Ukyo... Quisiera que tu me hicieras una promesa."

Media sonrisa de Ukyo vacilo. A ella no le iba a gustar esto, ella podía decirlo. "¿Prométerte que?"

"Quisiera que tu me prometiera que... que si *hiciera* el seppuku, tu no intentarás detenerme."

"¡¿QUÉ?!" Ukyo exclama en contra, "Tu no puedes esperar seriamente que haga una promesa como esa!"

"Ukyo... por favor. No haga esto. Ésta es una cuestión de... de honor. Tu de todo el mundo debes saber lo que eso significa."

"¿Pero qué bueno puede ser el honor si quiere decir que te perdere de nuevo?" Ukyo pregunto sombria. "Oh, Ranma..."

"Entonces piensas que he fallado... Piensas que no soy lo bastante hombre para satisfacer esa promesa..."

"¡No! ¡Por supuesto no. Pero ella no te conoce como yo. Ella puede ser que no lo vea hasta que sea demasiado tarde!"

"Esa es la desicion que he tomado. ¿Me lo prometes, Ukyo?" Ranma suspiro, mirando fijamente de Ukyo al fuego. "¿Por favor?"

Con un escalofrio, Ukyo cerró los ojos y colgó su cabeza. Su voz era tan reservada que casi se perdio en el crugir del fuego. "Esta bien, Maldicion... yo... lo prometo. No interferiré."

[Fin de la parte 17]